En junio de este año pensé en comprar un portátil. No quería un ordenador potente, ya que para eso tengo mi PC. Necesitaba algo que pudiese llevar conmigo a todas partes, que tuviese una buena duración de batería y que me durase muchos años. Entre todas las alternativas, decidí elegir el MacBook Pro 2016, y, aún después del lanzamiento de nuevos modelos no me arrepiento.
Es un portátil extremadamente leve y con una construcción premium. El acabado metálico, la pantalla, el teclado, los bordes curvos… En fin, es de Apple. He podido probar las versiones anteriores en muchas ocasiones (mi pareja tiene el modelo de 2015), por lo que también pude ver en primera mano los cambios de esta versión.
En su diseño puedo destacar dos puntos claves que me parecen muy importantes: el teclado y el trackpad.
Aunque no tenga el mismo feeling que el de un teclado mecánico, lo cierto es que me impresiono. Las teclas no se mueven para los lados como en otros portátiles, la presión es moderada y el feeling es muy bueno. Aunque prefiera escribir en mi teclado mecánico, para un portátil no está nada mal.
El Trackpad es el gran olvidado por muchas compañías, y si quieres trabajar sin un ratón, necesitas uno bueno. Su mayor ventaja está en su tamaño, y creo desnecesario explicar el por qué. Su sensibilidad también es impresionante, así como el inmenso número de gestos que podemos utilizar para aumentar la velocidad de nuestras tareas.
Aun hablando del diseño, lo único que me disgusta es que no tenga ningún conector USB “normal”. Sí, es una forma de fomentar el uso del USB Tipo C, pero ¿qué ocurre si quieres cargar tu móvil? ¿O pasar músicas y otros archivos para un disco externo? Muchos me dirán que todos los smartphones (menos el iPhone) ya integran USB Tipo C, así como los SSD que traen las dos conexiones, pero no todos vamos a ir a comprar nuevos dispositivos solo para que sean compatibles con un portátil. La solución: andar con adaptadores.
Tirando este aspecto, que puede ser muy debatible, me gustaría que la manzana se iluminase como en los MacBook anteriores ?
Una pantalla con buen brillo y colores alucinantes
Pasamos del diseño para el apartado multimedia. No hay mucho que decir sobre su pantalla y altavoces, los cuales son espantosamente buenos. La pantalla de este modelo es de 13.3’’ y tiene una resolución de 2560 x 1600 con Retina Display. Es un monitor muy brillante y con unos colores precisos, algo que seguramente todos los profesionales de imagen agradecerán.
En relación a los altavoces, no es que los utilice mucho – lo suelo utilizar en bares o espacios de trabajo comunes, ambientes donde es más aconsejable utilizar cascos – pero siempre que lo he hecho me ha impresionado su calidad de audio y potencia.
Ahora, vamos a lo que a muchos le interesa, el rendimiento. El MacBook Pro de 13’’ de 2016 viene en dos configuraciones distintas. El que tengo es el que cuenta con un procesador i5 a 2 GHz, 8 GB de RAM, SSD de 256 GB y la gráfica integrada de Intel Graphics 540.
Utilizo el portátil para editar algunas imágenes, responder correos, escribir y administrar las redes sociales. He intentado llevar el Chrome al máximo, y en ningún caso se me ha bloqueado, ni siquiera cuando abrí 30 pestañas de Chrome al mismo tiempo y estaba editando algunas fotos con GIMP. Se ralentizo claramente, pero no se bloqueo.
No le he instalado juegos o apps exigentes como Photoshop porque tengo un PC más potente donde hago este tipo de trabajos. Además, su pantalla de 13” no es la más adecuada en mi opinión, no porque tenga baja calidad o reproducción de colores, una vez que en ese apartado me encanta, sino por su tamaño. Pero aun así sé que si necesito crear algún vídeo o editar alguna foto, lo podré hacer. Quizás no tan rápido, pero tampoco tardaré una vida en ello.
En comparación con el modelo del año anterior (MacBook Pro de 2015) ha perdido un poco de potencia según algunos Benchmark. Sin embargo también he visto que durante un largo periodo de uso, el modelo de 2016 mantiene su velocidad y unas temperaturas más constantes, al contrario del modelo de 2015.
El MacBook Pro de 2017 es un poco más potente, pero no te sabría decir si los resultados de benchmark se traducen en una velocidad totalmente distinta en relación al de 2016. Quizás no si las tareas que ejecutes son iguales a las mías, pero si necesitas renderizar, en ese caso si.
Si necesitas un MacBook compacto potente, quizás la versión de 2017 sea la mejor
Hace mucho tiempo que no utilizaba macOS todos los días, así que mi opinión en este aspecto es casi como la de alguien que aterrizo en un planeta diferente. Como sistema operativo me gusta mucho más que Windows: es intuitivo, funciona sin problemas y sus ajustes son muy sencillos.
Lo que si te puedo decir es que como sistema operativo para un portátil es genial. Los sencillos comandos del trackpad te permiten cambiar de ambientes/apps de trabajo rápidamente, lo que es fundamental al tener una pantalla tan pequeña.
Elegir el mejor MacBook Pro de 13” no es una decisión sencilla. La deberás tomar teniendo en cuenta el precio a pagar y los accesorios. Por ejemplo, si no quieres prescindir de un conector USB, entonces deberías comprar el de 2015. Sin embargo, si quieres tener un mejor teclado, trackpad y un dispositivo más potente, el de 2017 seria una buena opción.
Entre el de 2016 y 2017 la decisión es un poco más compleja, pero también dependerá del precio que quieras pagar y de lo que vayas hacer. Si trabajas con apps como Premiere, Final Cut o otras que exijan bastante del procesador, elige el de 2017; sin embargo, si quieres un portátil para trabajar sin necesidad de instalar apps exigentes o juegos, el modelo de 2016 te permitirá ahorrar unos euros.
Yo aproveche y compré mi MacBook Pro en la tienda de “Refrubished” de Apple, por lo que me ha salido mucho más barato que comprarlo como nuevo y hasta ahora no he tenido ningún problema. El MacBook Pro 13” 2017 tiene el mismo precio que el de 2016 porque cuenta apenas con un SSD de 128GB, un poco reducido en mi opinión – ten eso en cuenta también.
